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domingo, 8 de enero de 2017

EL PAPEL DE LA FAMILIA EN LA EDUCACIÓN


 “La familia no es sólo el semillero donde se reproducen físicamente los miembros de la sociedad, sino también el caldo de cultivo donde proliferan los valores y se regenera el tejido social generación tras generación… Es en el seno de la institución familiar donde se asimilan tanto los valores privados como públicos, los religiosos, los relacionados con el género, los valores de clase y los cívicos y políticos…Matriz generativa de las estructuras profundas de la personalidad y de los patrones de interacción social, la familia transmite tanto unos determinados valores como su ausencia, que se cifra en normas” (Iglesias de Usel, 1994: 543, citado en Parada, 2010).
Ya hemos analizado en otras entradas la labor de la educación familiar en el pasado. En la actualidad, la educación familiar se centra en el ejemplo. Esta educación está basada en una serie de principios como son (Parada, 2010):
  •          Amor
  •          Autoridad
  •          Autoestima
  •          Aceptación
  •          Intensidad en el servicio
  •          Tiempo para estar juntos


Entre los aspectos básicos en los que se fundamenta la función educadora de la familia encontramos: el “ser” de la familia cuya función es la de posibilitar la integración del yo personal; abriendo cauces de una relación psicoafectiva adulta y favoreciendo el proceso socializador de la familia (Parada, 2010, p.16). El quehacer de la familia, la formación de una comunidad de personas; el servicio a la vida y la participación en la sociedad, promoviendo el desarrollo social (Parada, 2010, p.16). Por último, la actualidad de la familia que:
 “Se fundamenta sobre unos valores que la caracterizan institucionalmente […] como el autodesarrollo personal, el desenvolvimiento psicológico de la afectividad y la sexualidad, la trascendencia de los progenitores, la integración e intervención de la familia en la red de las relaciones sociales.” (Parada, 2010, p.16)

Por otro lado, la institución familiar, como lugar sociológico, es poderosa transmisora de valores y su repercusión se manifiesta en el cambio del modelo recesivo y emergente de familia (Ortega y Mínguez, 2001, citado en Parada, 2010).
Si ponemos la vista en otros países europeos, la familia es la principal trasmisora de los valores y se encuentra centrada en potenciar las habilidades tanto físicas como intelectuales, crecimiento personal así como religioso o espíritu-morales. En Europa debido a su pasado de sociedades inicialmente rural y burguesa, hacen que la familia se constituya con unos rasgos basados en la repetición.

Realizando una visión de futuro, destacamos el modelo que Urie Bonfenbrenner propuso para el estudio del desenvolvimiento humano, fundamentado no sólo en la historia personal del individuo, de los estadios evolutivos afectivos o intelectuales por los que atraviesa, sino también en el estudio del contexto ambiente en que este desarrollo tiene lugar (Parada,2010). Es decir, que en el desarrollo de individuo afecta también el entorno en el que se encuentra, el ambiente donde participa y en el que expresa sus emociones y sentimientos. De modo que, el contexto social de la familia influye fuertemente en el aprendizaje, de ahí, se deriva la capacidad de alcanzar una metas intelectuales y motivacionales. A todo ello, debemos de añadir la capacidad de establecer relaciones con el resto de individuos, así como controlar el comportamiento y adaptarse  a las normas de la sociedad. Por este motivo, la familia juega un papel importante en este desarrollo individual pues marca unas metas, trasmite unos valores, unas expectativas, unas aspiraciones etc.
La sociedad ha ido cambiando con el tiempo, por ello en el siglo XXI se dan nuevo retos: como la incorporación de la mujer al trabajo, la prolongación de la estancia de los hijos en el hogar, los nuevos tipos de familia y de sistemas educativos. Para todos estos cambios, la familia debe estar preparada y tener una salida. Es importante que encuentren apoyo en las instituciones. De entre las anteriores cabe destacar la incorporación de la mujer al mundo laboral, ha afectado a las relaciones matrimoniales, a la estructura familiar y al reparto de trabajo dentro de la misma. Todo esto, provocará a largo plazo, las siguientes tendencias Parada, 2010:


  • La consolidación del modelo familiar compuesto por una pareja y pocos hijos.
  • El crecimiento, singularmente en las áreas urbanas, de las familias monoparentales y de las  unipersonales.
  • El desarrollo de la cohabitación como una forma de vida familiar fundamentado en  valores  pragmático-utilitarista.
  • El crecimiento de formas no familiares de relaciones de pareja
  • El estancamiento en las tasas actuales de fecundidad.
Esta evolución de la familia a estos cambios sociológicos y culturales, tiene una respuesta educativa que se puede fundamentar en dos. Por un lado, la respuesta educativa es vital (Parada, 2010, p. 23), es decir, la respuesta que la familia debe dar a problemas concretos, y por otro, una respuesta educativa de tipo social y cultural (Parada, 2010, p. 23), además de la anterior, hay fortalecer los valores éticos y culturales de cada ciudad o pueblo. Una de estas vías de trasmisión son los medios de comunicación. En la actualidad desde Europa, están surgiendo corrientes que refuerzan el papel de la familia en la tarea educadora, ya que son muchos los aspectos beneficiosos que esta tiene para la sociedad. Por este motivo, es un foco importante de educación social de las personas.

REFERENCIAS:

Parada, J. L. (2010). La educación familiar en la familia del pasado, presente y futuro. Educatio Siglo XXI, Vol. 28 nº 1 · 2010, pp. 17-40

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